En toda la cadena de suministro del sector textil y de la confección, desde el concepto hasta las estanterías de las tiendas, no es ningún secreto que los plazos se están reduciendo y que los errores son costosos. Las marcas y las fábricas se ven obligadas a adaptarse a la globalización, a racionalizar sus operaciones y a ofrecer calidad más rápidamente que nunca. Las decisiones sobre el color siguen siendo un cuello de botella que puede paralizar la producción.
Incluso si las marcas se adhieren a un proceso de evaluación del color estrictamente digitalizado, deben enfrentarse a distintos enfoques de la gestión del color en la cadena de suministro. Cómo podemos conectar los puntos y cerrar esa brecha, garantizando que las decisiones sobre el color sean inequívocamente correctas en cada punto del proceso de producción? La transparencia es la respuesta.
Una instantánea de la cadena de suministro textil actual
En un mundo ideal, todas las decisiones de color a lo largo de la cadena de suministro se remontarían al concepto de diseño original -a través de una total transparencia- y ofrecerían a los minoristas las especificaciones de color precisas de la marca. Pero muchas marcas y fábricas siguen sin alcanzar este ideal. Un sinfín de factores puede influir en la gestión del color, erigiendo importantes obstáculos que amenazan el tiempo y la calidad.
La inmensa presión del tiempo -arraigada en ciclos de producción condensados destinados a satisfacer la demanda de los consumidores de tendencias rápidas- conduce inevitablemente a decisiones menos precisas. Los errores deben corregirse más adelante en el proceso de producción, lo que, por supuesto, conlleva una mayor presión de tiempo. La comunicación enrevesada agrava el problema, ya que las marcas y las fábricas hacen un seguimiento de las decisiones a través de hojas de cálculo, llamadas telefónicas y correos electrónicos, lo que prácticamente garantiza que los detalles importantes se pierdan.
Los proveedores apenas tienen tiempo para una ronda de inmersión en el laboratorio. Mientras tanto, las marcas esperan semanas para que los envíos lleguen desde el extranjero o gastan un tiempo valioso atravesando continentes para llevar a cabo las aprobaciones in situ.
Ken Butts, un veterano experto en la industria textil y Director Global de Cuentas Clave que supervisa las relaciones de Datacolor con los minoristas en los Estados Unidos, Europa, China y Hong Kong, ve estos desafíos de primera mano. Para evitar estos obstáculos, subraya la necesidad de que las funciones específicas, ya sea el color, el tejido, el diseño o el ajuste, se gestionen en el punto de fabricación. Esto no siempre ocurre -en detrimento de los presupuestos y los calendarios de producción-, pero puede suceder.
«Sabemos que la calidad del color puede evaluarse utilizando tolerancias numéricas en lugar de una evaluación visual subjetiva», dice Ken. «Al dotar a los proveedores de las herramientas necesarias para tomar decisiones objetivas y basadas en datos sobre el color en tiempo real, podemos conseguir un ahorro de costes, un ahorro de tiempo y una mejora de la calidad en toda la cadena de suministro.»
Un esfuerzo coordinado a escala mundial
La producción de prendas de vestir no se realiza en una sola oficina, país o incluso continente. Desde las oficinas regionales de color de las marcas hasta los proveedores y las fábricas de todo el mundo, es fundamental que todos los actores hablen el mismo idioma en torno al color. Contar con una flota coherente de instrumentos y software(bien mantenidos) en toda la cadena de suministro significa que la geografía ya no es un obstáculo para la producción precisa y puntual.
Pero la solución completa va más allá de los instrumentos y el software. Los servicios de evaluación de Datacolor, un proceso de evaluación y certificación de proveedores para los flujos de trabajo de desarrollo de color visual y digital, agilizan los esfuerzos globales de color.
Poner la evaluación del molino en manos de expertos
Sabemos que la evaluación visual del color persiste; también sabemos que esta metodología es muy subjetiva y puede causar estragos en un ciclo de producción. Mediante el despliegue de expertos regionales en color para auditar las fábricas, tanto si el proveedor gestiona el color de forma visual como digital,los servicios de evaluación de Datacolor pueden evaluar y verificar las condiciones ambientales, como la temperatura y la humedad, el rendimiento de los instrumentos y la configuración del software, así como la experiencia de los operadores, los procedimientos operativos, el flujo de trabajo de los instrumentos y la visión.
Cuando las marcas gestionan por sí mismas un programa de auditoría, deben enviar un equipo al extranjero varias veces al año, una tarea costosa y que requiere mucho tiempo. Asimismo, las fábricas pierden un tiempo y un dinero muy valiosos al someterse a múltiples auditorías de diferentes marcas. Con una presencia establecida en más de 100 países y más de 40 años en el ámbito de la gestión del color, Datacolor puede evaluar y certificar rápidamente las fábricas. La acreditación está reconocida por múltiples marcas, lo que significa que el ahorro de costes y tiempo repercute en toda la cadena de suministro. Y las marcas pueden respirar con alivio al saber que los proveedores toman decisiones acertadas que cumplen con la visión creativa del equipo de diseño.
Poner la confianza en el color al alcance de la mano
La gestión del ciclo de vida del color requiere una comunicación ágil, herramientas objetivas de evaluación del color y fábricas acreditadas con la capacidad y la autonomía necesarias para obtener el color adecuado en la fase más crítica de la producción: la fabricación. Las marcas y los proveedores pueden lograr la confianza en el color a través de una combinación coordinada de análisis de color digital basado en datos y una auditoría profesional del entorno, los equipos y los operarios del proveedor.
Un sistema digital ágil, unido a una acreditación de fábrica estandarizada, significa que las marcas pueden optimizar su flujo de trabajo y trasladar las decisiones más cerca de la fuente de producción. De este modo, las fábricas pueden trabajar de forma más eficiente -y comercializar sus servicios de forma más eficaz- para ofrecer siempre un color perfecto.
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